miércoles, 13 de marzo de 2013

ALBA GONZALEZ EN LA SALVAXE POESÍA




Oviedo, 1986. Licenciada en Filología Hispánica y máster en estudios feministas, en la actualidad realiza su tesis doctoral. Vive en Gijón. Forma parte de la coordinación del proyecto Hesperya, asociación cultural que, entre otras cosas, publica una colección de poesía y organiza el encuentro nacional La Ciudad en Llamas. Ejerce la crítica literaria en el blog La Tormenta en un Vaso. Poemas suyos han aparecido en publicaciones como Hesperya, Nayagua, Bar Sobia o Mephisto. Participa en las antologías La edad del óxido (Laria, 2008) y 50 maneras de ser tu amante (Puntos Suspensivos, 2010). En los últimos meses de 2010 aparecerán La urbanidad del ladrón (Eclipsados) y Apuntes de espera (Torremozas, XI Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven).

Blog: http://www.albagonzalezsanz.wordpress.com/




Poética

Desde niña he encontrado problemático explicar ciertas cosas con palabras convencionales. En algún punto de mi biografía descubrí que la elaboración literaria del lenguaje me permitía aproximarme mucho más a mí misma y por extensión al mundo.



Alba González Sanz

Anárquica distribución de elementos
Una autobiografía es la suma de las mentiras que se pueden contar.
Yo soy tres elementos en desorden:
la niña participando en pruebas de cross,
sin poder dar marcha atrás, saltar la cinta, detener el paso;
la niña que odia el deporte porque en él no se puede perder
la adolescente acomplejada por no ser bonita,
lista sí, pero con las piernas demasiado grandes;
piernas que ni siquiera me sirvieron para correr
la mujer (joven, oscura) que aún fuma a escondidas,
elige los libros que quiere leer, la forma de abrocharse las camisas, la barra de labios;
las agujas del reloj decidiendo por ella sus pasos inseguros.
Mi autobiografía es la suma de las veces que mentí,
las que lloré,
las traiciones y soledades que vi a mis pies,
que regué en silencio.
Mi autobiografía es un fracaso inicial, la certeza de la muerte.
Asumir el absurdo para ver
los estragos que en vosotros causa la esperanza.

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